4 formas inesperadas de salvar a los koalas (que quizá funcionen)
Era primavera en Queensland, Australia, una estación en la que muchos animales salvajes se encuentran en apuros, y el Currumbin Wildlife Hospital era un hervidero de pieles y plumas.
Un cisne negro, aturdido, salió de la sala de rayos X y su cabeza se balanceaba sobre su largo cuello. Un zorro volador tenía una pequeña mascarilla anestésica. Un lorito arcoíris herido graznaba en su jaula. (“Muy enojado”, advertía un cartel).
“Vemos de todo”, dijo Michael Pyne, veterinario jefe del hospital. En el programa del día también figuraban tres águilas, dos pitones de alfombra, un mielero cariazul, una zarigüeya de orejas cortas y, según Pyne, “un montón de koalas”.
Más de una decena de koalas convalecían en recintos al aire libre, rodeando con sus brazos lanosos los troncos de los eucaliptos. A menudo, las salas estaban llenas; en 2023, el hospital admitió a más de 400 koalas, cuatro veces más que en 2010.
El aumento se ha debido en gran parte a la propagación de la clamidia, una infección bacteriana devastadora. Pero el hospital también atiende a más koalas con lesiones traumáticas, incluidas las que son causadas por autos y perros. Los koalas hambrientos y deshidratados acudían durante las sequías; los quemados aparecían tras los incendios forestales. En ocasiones, incluso aparecían koalas con heridas ocasionadas por vacas.