El Kremlin teme que el atentado terrorista pueda avivar las tensiones étnicas en Rusia
En un acto conmemorativo celebrado esta semana frente a la sala de conciertos en la que se sospecha que extremistas islamistas perpetraron un atentado terrorista mortífero, uno de los raperos pro-Kremlin más populares de Rusia advirtió a los “grupos de derecha y extrema derecha” que no deben “incitar al odio étnico”.
En una reunión televisada sobre el atentado, el fiscal superior de Rusia, Igor Krasnov, prometió que su servicio prestaba “especial atención” a la prevención de “conflictos interétnicos e interreligiosos”.
Y cuando el presidente Vladimir Putin hizo sus primeros comentarios sobre la tragedia el fin de semana pasado, dijo que no permitiría que nadie “sembrara las semillas venenosas del odio, el pánico y la discordia en nuestra sociedad multiétnica”.
Tras el atentado ocurrido cerca de Moscú en el que murieron 139 personas el pasado viernes, ha habido un tema recurrente en la respuesta del Kremlin: el temor a que la tragedia pueda incentivar luchas étnicas dentro de Rusia. Mientras Putin y sus jefes de seguridad acusan a Ucrania —sin ofrecer pruebas— de haber ayudado a organizar el ataque, el hecho de que los cuatro sospechosos detenidos por el atentado procedan del país centroasiático de Tayikistán, predominantemente musulmán, está avivando la retórica antimigratoria en internet.
Para Putin, el problema se ve agravado por las prioridades de su guerra en Ucrania. Los miembros de grupos minoritarios musulmanes constituyen una parte significativa de los soldados rusos que luchan y mueren. Los migrantes de Asia Central proporcionan gran parte de la mano de obra que mantiene en marcha la economía rusa y su cadena de suministro militar.