En México, ser candidato a un cargo público es un trabajo de alto riesgo
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Gisela Gaytán acababa de llegar a un evento en el primer día de su campaña electoral para una alcaldía en el corazón industrial del centro de México, cuando comenzaron los disparos.
Momentos después, su cuerpo sin vida yacía en un charco de sangre.
El asesinato a plena luz del día de Gaytán, una abogada de 37 años, refleja una tendencia macabra en las elecciones generales de este año en México. Gaytán es una de las 36 personas asesinadas desde el verano pasado que aspiraban a un cargo público, según un análisis de The New York Times, convirtiendo este en uno de los ciclos electorales más sangrientos en memoria reciente.
Los asesinatos de candidatos señalan una amenaza al corazón de la democracia de México. Los votantes se están preparando para emitir su voto el próximo mes en una animada elección que podría resultar en la primera mujer presidenta del país, un hito en el país de habla hispana más grande del mundo.
Sin embargo, analistas y funcionarios de seguridad afirman que los cárteles envalentonados están sembrando el miedo en las contiendas a nivel local a medida que expanden su alcance a través de la extorsión, el tráfico de migrantes y la producción de alimentos.