En Venezuela, un día eres crítico y al siguiente estás detenido
De todos los críticos del gobierno, pocos pensaban que Rocío San Miguel sería la que iba a desaparecer.
San Miguel, de 57 años, durante mucho tiempo ha sido una de las expertas en seguridad más conocidas de Venezuela, una mujer que se atrevió a investigar al gobierno autoritario de su país incluso cuando otros huían. También es moderada, cuenta con reconocimiento internacional y parecía tener fuertes contactos en el hermético mundo del ejército venezolano, cualidades que sus colegas pensaban que podrían protegerla.
Pero a finales de la semana pasada, San Miguel llegó al aeropuerto de las afueras de Caracas con su hija, con destino a lo que un familiar calificó como un viaje corto a Miami, cuando fue detenida por agentes de contraespionaje. Poco después, su familia también empezó a desaparecer. La hija, dos hermanos y dos antiguas parejas sentimentales. Desaparecidos.
Durante cuatro días, la única información pública sobre San Miguel procedió del fiscal general de Venezuela, que afirmó en redes sociales, sin aportar pruebas, que San Miguel había sido vinculada a un complot para asesinar al presidente del país, Nicolás Maduro.
Finalmente, el martes por la noche, sus abogados dijeron que había aparecido, y que estaba recluida en un centro de detención conocido por su crueldad. Su familia también estaba bajo custodia estatal.
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