La estrategia de Pedro Sánchez, sobreviviente de la política, desconcierta a España
Una ola de inquietud política alcanzó a España el jueves, cuando el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, consideró públicamente dimitir de su cargo después de que un juez aceptara investigar a su esposa de unas acusaciones que Sánchez y otros funcionarios calificaron de campaña de desprestigio con fines políticos.
La decisión del juez de admitir el caso —presentado por un grupo que se autodenomina como de combate a la corrupción y fundamentado en informes de noticias en línea sobre el presunto tráfico de influencias— llevó a los partidarios de Sánchez a respaldarlo y a los fiscales a actuar con rapidez el jueves para intentar que el caso se revoque.
Sánchez, cuya capacidad de supervivencia política ha asombrado durante años tanto a sus partidarios como a sus detractores, escribió el miércoles en una carta pública que las acusaciones contra su esposa, Begoña Gómez, eran falsas y una estrategia de acoso. Sánchez, uno de los líderes políticos de izquierda más prominentes de Europa, ha cancelado su agenda pública mientras reflexiona sobre sus siguientes pasos. Tiene previsto dar un mensaje al país el lunes.
Mientras Sánchez se refugiaba con su familia y se resistía a las peticiones de sus aliados para participar en la campaña de cara a unas elecciones clave en Cataluña y votaciones al Parlamento Europeo, sus partidarios hablaban de movilizar mítines para convencerlo de no dimitir.
Y un grupo amplio de españoles, desde la élite política hasta los ciudadanos de a pie, expresaron su perplejidad ante la inusual retirada de un presidente del gobierno que solo recientemente había recuperado su cargo en las elecciones del verano pasado, y por la extraña situación del país.